El desdén del sudor En aformes figuras que se deslizan Presurosas al tiempo que las luces se opacan Se trastoca en la forma De voluntades vulgas sin derecho a la vida
Poco se valorizan los atardeceres Entre las nubes tercas que los desaparecen Entre las tercas nubes con sabores a luna
El desdén del sudor y los atardeceres A la espera del alba son la misma cosa
El desdén del sudor es un alma rabiosa Y es el atardecer Un alma con la cara de un hambriento niño
Es pues, el alma Cuando se acaba el día Un triste niño hambriento Y rabioso y sin fe
Es pues, el niño, entonces, cuando comienza el día Un lápiz color gris que enmaraña las páginas Del sudor, de la rabia y de la fe al descuido.