🔪♣️Creepypastas Historias de Terror Para Todos♣️🔪
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Estaba esperando que terminaran las votaciones pero aún no estamos de acuerdo todos
🔪♣️Creepypastas Historias de Terror Para Todos♣️🔪, [26/11/2023 07:48 p.m.]
Crie cuervos para que me trajeran monedas.

En la universidad, batallé con cubrir los gastos de fin de mes. La mayoría de mis comidas consistían casi enteramente de fideos ramen, acompañados con un huevo revuelto si mis finanzas eran más fuertes que lo usual, y mezclados con el derroche semanal de una barra de caramelo y una soda cada viernes. Trabajaba en un empleo de medio tiempo, pero la renta en la ciudad es cara, mis clases eran demasiado pesadas como para trabajar más de veinte horas a la semana, y mis padres me habían cortado mis fuentes de ingresos el año anterior.
Estaba desesperado, buscando cualquier solución para adicionar unos cuantos billetes. Y al final encontré una.
Comenzó como una broma entre mis amigos.
«Sabes, Tony», dijo uno de mis compañeros de cuarto en tanto yo vertía una porción lastimera de fideos y medio paquete de especies en agua caliente. «Incluso las palomas de esta ciudad comen mejor que tú».
«¿Comer?», acotó otro de mis compañeros de cuarto, riendo. «Anda, apuesto que tienen mayores ahorros en cuentas de banco que él».
Rieron, y yo comí mi sopa con un ceño fruncido. Pero la idea se impregnó en mi mente y esa noche me la pasé despierto, reflexionando.
Había recogido cambio con frecuencia de las aceras en mi rumbo a la universidad. Nada sustancial; un centavo por aquí, una moneda de cinco por allá, y quizá una de veinticinco si tenía suerte. Pero ese era solo un fragmento de la longitud de la ciudad. Probablemente, había una pequeña fortuna escondida en el laberinto, pequeñas recompensas destellando por las grietas de las aceras y entre la hierba. No tenía tiempo para recolectarlas, pero alguien sí.
Y ese alguien fue mi sujeto de prueba número uno: Jeffrey, el cuervo.
Me había hecho amigo de Jeffrey un año antes cuando merodeaba mi apartamento, picoteando en busca de comida por la calle. Sus ojos pequeños me habían visto de reojo en tanto yo caminaba hacia la universidad, siguiéndome una vez que me notó comiendo una barra de granola de desayuno —un privilegio que solo podía justificar dado que había trabajado una hora extra esa semana—.
«¡Caw!», llamó, revoloteando sus alas encima de mi cabeza para aterrizar en el camino delante de mí. «¡Caw!».
«Piérdete», dije, aferrándome a la barra de granola y tratando de evadirlo por el lado.
Su cabeza se ladeó mientras corrió para posicionarse directamente delante de mí, y me llamó de nuevo. Expectante. Esperando a que pagara la cuota por cruzar su camino.
Así que le dejé un pedazo pequeño de granola y seguí caminando. Y Jeffrey nunca olvidó mi regalo.
Me esperaba afuera cada mañana, y desarrollamos una relación, un tributo unilateral en el que le compartiría una migaja, un fideo o algún otro pedazo de comida diminuto en mi camino a la universidad. Y, con el tiempo, Jeffrey se hizo importante para mí. Además, me había dado cuenta de lo inteligente que era como para ser un ave. Por ejemplo, luego de un mes, aprendió que nunca salía de mi apartamento los fines de semana, así que dejó de aparecer afuera de mi puerta durante esos días. Luego de dos meses, me empezó a dar baratijas a cambio de los pedazos de comida.
Eran cosas pequeñas —un poco de hilo, un botón, quizá una cola para pelo—. Pero, de vez en cuando, quizá una vez cada dos semanas, Jeffrey me traía una moneda. Y entonces, con esa idea fresca en mi mente, había decido capitalizarla.
Por lo que cada mañana en la que Jeffrey me traía una moneda, le daba el doble de comida junto a una pasa, las cuales eran su premio favorito. Por dos meses, Jeffrey falló en darse cuenta de la tendencia, y más bien se quejaba en los días que solo recibía sus porciones normales. Luego, en el tercer mes, algo hizo clic. Y Jeffrey solo me trajo monedas desde ese punto en adelante.
Primero, solo era hilarante. Calculé que Jeffrey contribuía con sesenta centavos de dólar por semana en promedio a mi fuente de ingresos. Lo suficiente para impulsar mi dieta con dos o tres bananas a la semana.
🔪♣️Creepypastas Historias de Terror Para Todos♣️🔪, [26/11/2023 07:48 p.m.]
Pero Jeffrey tenía cuervos amigos, unos que habían observado nuestras interacciones desde la calle, pero que nunca se aproximaban. Y, con el tiempo, ellos aprendieron el patrón también. Para cuando me gradué de la universidad, doce cuervos me traían obsequios cada mañana, unos impresionantes siete dólares con veinte centavos a la semana —el equivalente de una libra de tocino—. Se convirtió en una broma continua entre mis compañeros de cuarto, pero sus ojos aún se agrandaban con admiración cada mañana que los cuervos se agrupaban trayendo sus regalos.
Me entristecí al tener que terminar mi proyecto al graduarme. Había sido divertido, pero había conseguido un trabajo en una planta a seis horas al norte de mi universidad, y este trabajo me traería un sustento de tocino mucho mayor que el que los cuervos me podían dar. Así que empaqué mis pertenencias en mi carro, alimentando a Jeffrey una última vez mientras me preparaba para mudarme hacia mi nuevo apartamento. Conforme encendía el motor, él entrecerró sus ojos y saltó más cerca. Fruncí el ceño, melancólico por separarme de él.
Así que, por capricho, me llevé a Jeffrey conmigo.
Él no pareció haberse molestado por el viaje, mucho menos por los manís hervidos de la estación de combustible que le di de comer. Y captó un interés particular por los ductos de la calefacción, ventilando sus alas para absorber el calor.
La civilización se alejó a medida que condujimos. Menos y menos edificios aparecían hasta que estábamos tan inmersos en el área campestre, que la flora se apoderó del paisaje urbano al que estaba acostumbrado. Y, cuando llegamos y libré a Jeffrey de mi auto, desempacando hacia mi nuevo hogar, lo vi saltar detrás de mí con cada viaje que hacía hasta que se cansó y despegó su vuelo.
Me seguía visitando por las mañanas, acostumbrándose dentro de poco a mi nuevo horario y aún trayéndome monedas a cambio de desayuno. Los demás cuervos del área tenían en la mira a este forastero, estudiando nuestro intercambio. Diez días después, ellos también empezaron a buscar monedas para mí. Sonreí, parecía ser que no iba a abandonar mi proyecto después de todo.
Pero con cada día, menos monedas aparecían en mi entrada. En el campo hay menos monedas para rescatar. Y Jeffrey empezó a traer otros objetos de nuevo, dándomelos a cambio de alimento. Seis semanas después, ya no parecía haber ninguna moneda por encontrar. Me sentía mal por él, habiéndolo traído desde su hogar, así que le pagaba toda la cuota: dos manís por cada objeto. Aunque ahora había doce cuervos que llegaban a mi puerta, y el número crecía con el pasar de los días.
Y luego, un día, Jeffrey me trajo algo diferente. Ubicado en el camino hacia mi auto, había dejado algo pequeño y blanco en el suelo. Algo duro que rebotó, que hizo que el cabello detrás de mi cuello se me erizase en tanto lo reconocía.
Un diente. Para ser más preciso, una muela. Lo que parecía ser una muela humana.
«No, Jeffrey», le dije, retrocediendo y sacando una moneda de veinticinco de mi bolsillo. «Tienes que traerme monedas, no… no esto».
«Caw», llamó, insistente, revoloteando sus alas. Ladeó su cabeza mientras yo caminaba hacia mi auto. Levantó la muela y aterrizó sobre el capó. «Caw».
Lo dejó caer sobre el metal generando una percusión leve. Lo rasgó con sus uñas y sus ojos se dilataron. Me acerqué, agarrándolo con mis guantes, y luego le di un maní por la culpa. Supuse que debí haber esperado algo como esto de vez en cuando, e hice el pensamiento a un lado.
Pero los otros cuervos observaron la transacción. Para el final de la semana, sus números ya habían alcanzado las dos docenas de cuervos.
Cada mañana, se abultaban a mi alrededor, llamándome y revoloteando, todos buscando sus recompensas. Y todos con algo nuevo en sus picos. Lo depositaban en el suelo haciendo que me mordiera los labios, viendo los objetos pequeños y blancos descansando en el concreto.
🔪♣️Creepypastas Historias de Terror Para Todos♣️🔪, [26/11/2023 07:48 p.m.]
Dientes. Veinticuatro dientes, uno por cada cuervo.
Y cada día, me traían más. Incluso cuando dejé de recompensarlos, siguieron apareciendo en mi pórtico, dejando los dientes en una pila. Sus ojos desvelando la irritación por que yo me rehusase a pagarles, y simplemente empujase a un lado los dientes. Otros cuervos seguían adoptando el mismo comportamiento, y su población aún crecía al igual que el número de dientes depositados.
Han pasado tres meses desde que Jeffrey trajo su primer diente. No sé en dónde los encuentran, o cómo es que pueden ser tantos. No quiero saberlo, porque sea de donde sea que los están trayendo, debe ser cerca.
Pero lo que sí sé es que ahora tengo cinco libras de muelas humanas en mi pórtico.
Historia Escrita por el usuario christian murillo
LA MUÑECA

Querido Papá Noel
Soy una niña de ocho años llamada Guadalupe. Todos me dicen Lupe así que tú también puedes llamarme así. Me he portado bien todo el año, he cumplido con la tarea de la escuela, también he sido una buena hermana al cuidar del bebé cuando mi mamá se va de noche y regresa a la madrugada eufórica y sonriente como nunca. Así que creo que merezco un buen regalo. Ayer a la tarde vi en el centro comercial la última Barbie, la que viene con la bañera y se le puede teñir el cabello. Sé que es un poco cara, pero creo que podrás conseguirla para mí. Porfis, Papá Noel. Porfis porfis porfis
26 de Diciembre
Querido Papá Noel
¡Muchas gracias por la muñeca! Soy la niña más feliz de este mundo. No puedo dejar de admirar la Barbie y jugar con ella. Tiene algo extraño en su mirada, pero no importa, tal vez sean cosas mías. Te mando un saludo y te deseo un buen viaje de regreso al Polo Norte. Con cariño, Lupe
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31 de Diciembre
Querido Papá Noel
Sé que la Navidad ya pasó y que ahora seguramente debes estar descansando en tu casita en el Polo, pero quisiera pedirte una última cosa. Quiero que te lleves la muñeca. No es mi intención parecer desagradecida, en realidad estoy muy feliz con la forma en que me trataste, pero la verdad esa muñeca me da miedo. Su mirada brilla durante la noche. Y a veces, sobre todo cuando mi mami no está y yo quedo sola con el bebé, la muñeca se mueve. Traté de tirarla o dejarla en el desván, pero de alguna manera siempre vuelve a mi habitación. Y yo tengo miedo por el bebé. Creo que quiere hacerle daño. Así que por favor, llévatela de aquí. Esta noche la dejaré cerca de la chimenea, para que te resulte más fácil encontrarla. Te mando un beso, y espero con toda mi alma que puedas leer mi carta.
XXXXXXOOO
02 de Enero
Querido Papá Noel
Veo que no leíste mi carta. La Barbie sigue aquí. Y mamá se ha quebrado el cuello.
Cayó de las escaleras cuando iba a trabajar. Ahora está en coma en el hospital, le insertaron unos tubos horribles en su boca, por lo que no puede hablar y contar lo que pasó. Pero yo sé lo que pasó. La muñeca se atravesó en su camino. Se colocó sobre un escalón para que mi mami tropiece. Ahora nos cuida una tía lejana, pero ella se va a la noche porque tiene un negocio que atender. Así que yo quedo a cargo del bebé. Ayer apenas pude dormir. Vigilo a la muñeca a todas horas, pero no sé hasta qué punto podré hacerlo. Mi único aliado es Benja, el gato. La muñeca parece tenerle terror y se esconde cada vez que Benja se encuentra cerca. Así que me llevé al gato a la habitación conmigo, y juntos cuidamos al bebé. Pero te repito, no sé cuánto tiempo podré aguantar esta situación. Ahora que mi mamá no está, la muñeca anda a sus anchas por la casa. Aparece en el living, después en el baño, más tarde en la cocina. Y su mirada. Sé ahora que es la muñeca del diablo. O de su hija, si la tuviese.
Por favor, Papá Noel, sé que tienes los poderes para hacer desaparecer la muñeca. Te pido que regreses y te la lleves.
Porfis porfis porfis
03 de Enero
Papá Noel:
Ahora estamos totalmente solos, el bebé y yo.
Benja apareció muerto en el patio.
03 de Enero (Noche)
Papá Noel:
Ya perdí todas esperanzas. Sé que no estás leyendo mis cartas. Estamos encerrados, mi hermanito y yo, en su dormitorio. La casa está sola, y hay ruidos afuera. Una pequeña sombra se recorta contra la línea de luz debajo de la puerta. Es ella. Es la muñeca. Se agacha y me mira a través de la hendija. Sonríe. Sus ojos brillantes me dejan sin aliento. El bebé en la cuna se mueve y comienza a rezongar. Estamos solos.
Estamos solos, Papá Noel.
Y creo que la muñeca se ha cansado de jugar: ha metido medio cuerpo debajo de la puerta, y está tratando de ingresar a la habitación.
12 de Marzo
Papá Noel:
Sé que hace rato no te escribo, porque la verdad estaba enojada contigo. No leíste ninguna de mis cartas, y por tu culpa ahora yo estoy aquí, alejada de mi casa y mi familia.
El bebé está muerto.
Mi tía lo encontró a la mañana siguiente. Yo me había quedado dormida y aunque le conté de mis intentos de protegerlo de la muñeca, ella no me creyó.
Hicieron una autopsia al bebé, y encontraron a la muñeca dentro de su barriguita. Aún lloro cada vez que recuerdo ese terrible momento.
Y luego me trajeron aquí. Yo conté mi historia a la señora que es dueña del lugar, conté de la muñeca y sus ojos refulgentes. De su intento de matar a mamá, y de los crímenes que cometió contra Benja y mi hermanito. La señora me escuchó atentamente y luego me mostró un video, supuestamente registrado por la cámara que está en la habitación del bebé.
Y en el video aparezco yo con la muñeca, sólo que ésta no se mueve ni sus ojos refulgen en la oscuridad. Me aproximo a la cuna del bebé y comienzo a meterle la muñeca por la boca. Es un video horrible, el más horrible que vi en mi vida, y trato de apartar la mirada, pero la señora me obliga a seguir viendo. En el video yo comienzo a gritar cosas, mientras el bebé se pone morado y se agita sobre su cuna. Le digo que lo odio, que lo odio desde que él nació, porque por su culpa yo tengo que quedarme hasta altas horas de la noche cuidándolo y cambiándole los pañales, y como consecuencia mis notas han desmejorado mucho. Las notas de la escuela eran lo mejor de mí, le grito, y ahora soy una alumna mediocre porque no tengo suficiente tiempo para estudiar como cuando vivía únicamente con mi mamá, y con Benja.
El video se termina ahí. No sé qué habrá pasado después, seguramente lo cortaron. Pero a mí no me engañan. Sé que la chica de la filmación no soy yo. Es la muñeca. De alguna manera se hizo pasar por mí. Y ahora yo estoy encerrada, mientras ella debe andar en algún lugar de la ciudad, escondida y planificando sus próximos crímenes.
Pero no importa, tarde o temprano saldré de aquí, y la encontraré. Y entonces me vengaré de ella. Y también de mi mamá, por haberme encerrado en este lugar.
Y de mi tía, por no creer mi historia.
Y de la señora que me mostró el video.
Y también de ti, Papá Noel.
Por no haber escuchado mis advertencias.
Por no haber leído mis cartas.
Iré al Polo Norte y te buscaré.
Y te encontraré.
No te quepan dudas de ello.
Te enseñaré a no ignorar a las niñas desamparadas como yo.
Con cariño,
Lupe .
Traigo esta historia de vuelta, ya que en su momento fueron poco los que la leyeron y está muy buena como para leerla en época navideña
Porqué las personas suelen recurrir a las tinieblas cuando tienen un problema ?
Porqué esa curiosidad ?
Feliz día a todos🤍🤍🤍
Media is too big
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🔪♠️ En qué nivel de la Matrix estás
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